¿Quién no se enfada? Todos nos enfadamos; el enfado forma parte de la vida del ser humano.
Yo me enfado con las personas que quiero, con las que apenas conozco, con las cosas que me pasan, tengo días buenos y malos… De hecho, cuando estoy muy enfadada, siento claramente como mi cara se vuelve de color rojo, las orejas calientes y siento aire caliente que sale por mi nariz; y creo que, en algunas ocasiones, siento que me sale fuego por las orejas. En otras palabras, depende de mí día y de la situación. En otras ocasiones soy yo la que lastimo con mis palabras a las personas que más quiero; en fin, cada vez que hablo sobre este tema con los padres me doy cuenta de mis errores cuando estoy enfadada y, sobre esto, pienso cómo puedo reparar y encontrar otra manera de exponer mi enojo.
Con los niños es igual. No por ser niños “tienen” que estar de “buen humor” todos los días. Ellos también tienen esos días malos; lloran, berrean, saltan, gritan, se tiran al suelo, pegan, patean, muerden y rompen cosas cuando están muy enfadados. La diferencia es que nosotros, los “adultos”, podemos expresar nuestro enojo por medio de palabras y sin lastimar a otra persona y los niños, en muchas ocasiones, no saben lo que les pasa y tampoco pueden expresarse usando las palabras.
A muchos de nosotros nos enseñaron desde niños que es malo enfadarse: “!Las niñas bonitas no se enfadan¡”, “!Si te enfadas, ya no te quiero!”. Pero yo creo que no es así, creo que es sano enfadarse y nos ayuda a poner límites como: “Esto no me gusta, me molesta, etc…”
¡Es una gran oportunidad para enseñarles que es normal enojarse, pero que nunca deben hacer daño a otros!
¿Y cómo lo hacemos?
Ser un súper Detective: Los niños pequeños no suelen revelar lo que sienten, porque muchas veces les cuesta identificarlo como a nosotros o no saben cómo expresarlo. Así que algunas veces nuestra comunicación con nuestros hijos será un “juego de adivinanzas” en la que nosotros, los padres, seremos detectives y trataremos de averiguar qué les pasa con las pequeñas pistas (lenguaje no verbal) que nos dan.
Por ejemplo: Cuando ves a tu hijo muy emocionado (mueve las manos y los brazos, gritos de alegría, risas) porque llegó un familiar, dile: “Veo que estás muy emocionado porque llegó mamá o papá”.
Veo, Veo…Cuando intuyas por qué está enfadado tu hijo, coméntale: “VEO que estás enfadado porque no te he dejado comer tus chuches, pero cuando terminemos de comer te las daré. “ De esta manera estarás reconociendo el sentimiento de tu hijo y que es importante para ti lo que siente. Pero, a la vez, que de esta manera no obtendrá lo que quiere.
No pegar: Es muy importante poner las reglas “No pegar, no morder, no arañar". Limitar el golpe y reconocer el sentimiento, le brinda herramientas de autocontrol y una noción de sus sentimientos.
Permitir el enojo: Es necesario entender y permitir el enojo que le produce al niño no obtener lo que quiere; sin embargo, no se debe permitir ningún tipo de agresión. Coméntale: “Entiendo que puedes estar enfado. Yo estaré aquí en la sala; cuando se te pase vienes, porque me encantará jugar contigo”.
Reparar: Dale la maravillosa oportunidad de aprender a reparar lo que ha hecho. Ofrécele tu ayuda para recoger lo que ha tirado o ha roto. ¡El valor de dejar pasar y perdonar!
Dile a tu hijo que lo amas: Cuando pase su enfado, dale un gran abrazo y no le estés recordando una y otra vez lo sucedido. De esta manera le estás demostrando que cuando uno se enoja con alguien no quiere decir que no lo ama o que dejarán de amarle.
Cuento “Vaya Rabieta” y "Caja mágica del enojo": Me gusta mucho el cuento “Vaya Rabieta” de Mireille d´Allancé, ya que, a través de dibujos, muestra el enfado de una manera muy clara y, sobre todo, la fantástica forma que el protagonista “Roberto” le da fin a su enfado poniéndolo en una “caja mágica”.
Cuando se le pase el enojo a tu hijo, muéstrale “la caja mágica del enojo”, donde la próxima vez puede guardar su enfado. Ustedes también pueden usar la caja cuando estén enfadados y comentar, por ejemplo, en la hora de la cena, por qué se enfadaron en el día y, sobre todo, como lo solucionaron y guárdenlo en la “caja mágica”.
“Tiempo fuera/muerto” para los padres: Como padres tenemos la necesidad de desahogo. Si sientes necesidad de llorar, gritar, pegarle a un cojín, etc… ESTÁS EN TU PLENO DERECHO. Hazlo en un lugar apartado. Puedes meterte al baño o en tu habitación y poner un letrero en la puerta “Tiempo fuera/muerto de mamá o papá”. O tan solo dar una pequeña vuelta a la manzana para calmarte. Verás como te sientes mejor.
rEcUeRdA:
Tu eres el mejor ejemplo y tienes la gran oportunidad de enseñarle a tu hijo sobre el enfado y cómo repararlo. Un ejemplo muy poderoso será cuando te enfadas con tu pareja delante de tu hijo: RECONCÍLIATE DELANTE DE TU HIJO. Pide perdón y reconoce tus errores.
aCtIvIdAd: “Caja mágica del enfado”
- Caja de madera o de cartón.
- Pinturas.
- Purpurina/ brillantina.
- Pegatinas/ estampas.
- Cualquier cosa que se te ocurra para decorarla.
eN aCcIóN:
1. Cuéntale a tu hijo el cuento “Vaya rabieta”. Mireille d´Allancé
2. Si es mayor tu hijo y puede hablar puedes preguntarle qué es lo que le enfada.
3. Dale a tu hijo la caja de madera o de cartón y las pinturas.
4. Diviértanse pintando la caja.
5. Coméntale que cuando esté enojado puede dibujar su enfado o después de que pase el enojo que te lo cuente y que juntos lo guardarán en la “caja mágica”.liBrO QuE tE aYuDaRá: